Ir al contenido principal

Entradas

Café para muy cafeteros

Entradas recientes

Hemingway, Notre Dame y Dry Martinis

Una amiga me dijo una vez que le gustaba tanto París que, cuando no estaba allí, sentía que la ciudad cerraba por obras. Como si París tuviese que corresponder a su amor bloqueándose por completo hasta su regreso. Es curioso cómo, inconscientemente, asimilamos el amor a un sentimiento de pertenencia y disponibilidad.  Precisamente, hace poco pude pasar unos días en París aprovechando las vacaciones de Navidad. Una tarde me encontraba en un café de Saint Michel, un lugar pequeño pero acogedor, con las paredes decoradas con fotos antiguas de la ciudad, de escritores de la generación perdida, y con el aroma a café recién hecho llenando el aire.  En mi caso, estaba leyendo París era una fiesta, de Hemingway, en una nueva edición que acababa de comprar esa mañana. Hemingway y otros escritores de su época frecuentaban esa clase de lugares (leer libros donde se han escrito es como comer pasta en Italia, no tiene por qué ser necesariamente mejor, pero te sientes más auténtico). Ahora ...

Mr. Brightside

Ninguna luz iluminaba ya las calles aquella noche de otoño cuando me negué a asumir que era hora de volver a casa. Había disfrutado de una cena entre amigos —de esos que se jactan de tener un “concepto” en lugar de un menú y amenizan la velada con un DJ insoportable—. En cualquier caso, la cena había sido divertida y, al menos, había colmado mis apetencias más snoob. Lo lógico habría sido irse a casa, pero algunos teníamos lo que se conoce “sed biológica”, una sensación de euforia que nos invitaba a alargar la velada y descubrir qué planes tenía la noche para nosotros. En el fondo sabíamos que era una mala idea, pero hay batallas que uno decide perder desde el principio. Por suerte, en el centro de Madrid siempre hay lugar para los desamparados. Mis amigos más animados se motivaban con arengas afanadas propias de una final de la Champions y solo los más responsables se fueron después de cenar. “Roma no paga a traidores” pensé mientras les daba un abrazo de despedida. Deambulamos por el...